Tema 6. Deficiencia
sensorial auditiva.
La discapacidad auditiva se
define como la pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total
(cofosis), y puede presentarse de manera unilateral (pérdida auditiva en un
solo oído) o bilateral (pérdidas auditivas en ambos oídos). Así pues, una
persona con discapacidad auditiva será incapaz o tendrá graves problemas para
escuchar.
Partiendo de que la audición
es la vía principal a través de la cual se desarrolla el lenguaje y el habla,
debemos tener presente que una discapacidad auditiva bilateral puede implicar a
mayores un déficit en el acceso al lenguaje oral. Las pérdidas unilaterales (un
solo oído) permiten una audición normal, no presentando necesariamente
alteraciones en el lenguaje. La disfunción más significativa que presentan las
pérdidas unilaterales es la dificultad para localizar la fuente sonora.
A la hora de hablar de alumnado con discapacidad
auditiva podemos clasificarlos en dos grandes grupos:
→ Hipoacusia: aun padeciendo una pérdida de audición, son capaces
de adquirir por vía auditiva el lenguaje oral y utilizar el mismo de manera
funcional en su proceso comunicativo, aunque necesitarán en la mayoría de los
casos del uso de unas prótesis adecuadas.
→ Sordera profunda o cofosis: la pérdida auditiva es de tal grado que sus restos
auditivos no son aprovechables y se encuentra incapacitado para adquirir la
lengua oral por vía auditiva, convirtiéndose la visión en su principal canal de
comunicación.
Aunque el término de sordera implica un determinado
grado de pérdida auditiva, éste se utiliza tradicionalmente para hacer
referencia tanto a la pérdida leve como profunda, generalizando su uso en la
designación de cualquier deficiencia auditiva.
Grado de
pérdida auditiva
Tomamos como referencia la pérdida auditiva o umbral
de nivel de audición (HTL) medida en decibelios (dB). Audición normal se encuentra en el umbral de audición
(0-20 dB). La más utilizada es la clasificación según el Bureau
Internacional de audiología:
→ Hipoacusia leve (20-40 dB), moderada
(40-70 dB) o severa (70-90 dB):
Dificultad en la audición, la voz débil o lejana no es percibida, es necesario
elevar la intensidad de la voz para ser escuchado, pero el grado de pérdida no
impide adquirir el lenguaje oral. Aunque en los casos más graves se presenta
con un retraso en el lenguaje y las alteraciones articulatorias son muy
frecuentes. En general el niño o la niña es considerado como poco atento y su
detección es importantísima antes y durante la edad escolar.
→ Hipoacusia profunda o sordera
profunda (más de 90 dB.): Sin la
rehabilitación apropiada, estos niños no hablarán, sólo percibirán los ruidos
muy intensos y será, casi siempre, más por la vía vibrotáctil que por la
auditiva. La visión se convierte en su principal canal de comunicación.
→ Cofosis o anacusia: Pérdida total de la audición. Se puede decir que son
pérdidas excepcionales.
Esta clasificación no puede ser valorada por sí sola,
hay que tener en cuenta que la calidad de la percepción auditiva del alumnado
con sordera depende de la combinación de múltiples aspectos (tipo de pérdida
auditiva, grado de pérdida, morfología de la curva, dinámica residual,
rendimiento protésico tonal y rendimiento protésico verbal) y no únicamente del
grado de pérdida.
Momento de
aparición de la discapacidad auditiva:
→ Sorcedera prelocutiva. La pérdida auditiva está presente al nacer el bebé o
aparece con anterioridad a la adquisición del lenguaje (23 años de vida) y por
tanto el niño o la niña es incapaz de aprender a hablar en el caso de sorderas
graves o profundas.
→ Sordera postlocutiva. La pérdida auditiva aparece con posterioridad a la
adquisición del lenguaje (a partir de los tres años), produciéndose de manera
progresiva alteraciones fonéticas y prosódicas así como alteraciones de la voz.
Clasificación
ontológica:
Esta clasificación se realiza en función del lugar y
la localización de la lesión.
→ Sordera conductiva o de transmisión: La zona alterada o lesionada se encuentra en el oído
externo o medio, por lo que está afectada la parte mecánica del oído.
— El grado de la pérdida
auditiva es parcial.
— No tiene consecuencias
graves para el desarrollo del lenguaje oral.
→ Sordera neurosensorial o perceptiva: El área dañada se sitúa en el oído interno o en el
nervio auditivo.
— La afectación es mayor
tanto en la cantidad, como en la calidad de la audición.
— Permanente. Esta situación
cambio con la técnica del implante coclear.
→ Sordera mixta: La patología está tanto en el oído interno y nervio,
como en el oído externo y medio.
IMPLANTE COCLEAR
El
Implante
coclear es un tipo de prótesis que requiere de una intervención
quirúrgica para su instalación. Es un dispositivo de alta tecnología, capaz
de transformar la señal acústica en energía eléctrica, la cual estimula las
terminaciones nerviosas aferentes del nervio coclear y desencadena en el
sujeto sensaciones auditivas. El implante coclear intenta sustituir la
función de las células ciliadas del órgano de Corti, estimulando directamente
mediante impulsos eléctricos las fibras del nervio auditivo.
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Etiología de la discapacidad auditiva:
→ Hereditaria 30 – 50%. En el 10 % los padres también son sordos.
Es recesiva.
→ Adquirida por causas de anoxia, infecciones, incompatibilidad de RH. Suele
presentarse con otras lesiones o problemas asociados (sordeceguera, déficit
cognitivo...).
Factores
ambientales:
Pueden influir en el desarrollo del niño con
discapacidad auditiva:
● La actitud de los padres
— Negación
— Sobreprotección
— Aprender y utilizar con el
hijo el modo de comunicación más enriquecedor.
● Que uno de los
progenitores sea sordo: usarán más el lenguaje de signos, comprenderán mejor al
hijo.
● Recibir atención
psicoeducativa en una intervención temprana.
● Educación adaptada a sus
posibilidades
Desarrollo
comunicativo y lingüístico:
Diferentes ambientes:
→ Uno de los padres es sordo. El niño adquieren de
forma espontanea el lenguaje por signos que se utiliza en el ambiente familiar.
→ Padres oyentes que utilizan el lenguaje oral.
→ Padres oyentes que aprenden un sistema de
comunicación signado para comunicarse con su hijo sordo.
Diferencias en la comunicación temprana:
→ Alternancia. Existe en los niños sordos más
dificultades en la alternancia de papeles en la comunicación (vocaliza a la vez
que la madre).
→ Referencia conjunta. Provocar y mantener la atención
conjunta mediante vocalizaciones.
— No ha establecido una
relación del rostro de la madre con los sonidos y la comunicación. Por ello, el
niño sordo disminuye la búsqueda del rostro de la madre, y ésta no puede
regular la atención del niño. El adulto se ve frustrado con frecuencia sus
intentos de comunicarse y adquiere un estilo comunicativo más controlador.
Adquisición del lenguaje oral:
→ Los padres oyentes pueden optar por la comunicación
exclusivamente oral, aunque no es aconsejable.
→ La adquisición temprana del lenguaje de signos ayuda
a:
— Mayor desarrollo
cognitivo.
— Mayor comprensión
lingüística.
— Igual capacidad de lectura
e inteligibilidad del habla que los de comunicación exclusivamente oral.
— Limitación conversacional.
Sólo puede hablar con aquellos que conozca el lenguaje de signos.
→ Por lo que se recomienda que el enfoque educativo sea
bilingüe, oral y por signos:
— Obtiene los beneficios de
las dos lenguas.
— Mayor lectura de labios.
— Más facilidad para hacerse
entender.
Desarrollo
cognitivo:
Distintas tesis:
→ La inteligencia de los sordos no es igual que la de
los oyentes
— Es más concreta
— La ausencia de sonido
limita el acceso al lenguaje
— Influye en el desarrollo
abstracto y reflexivo.
→ Según las teorías de Piaget, la competencia cognitiva
es igual en sordos que en oyentes. Los sordos también desarrollan el lenguaje,
pero expresado por la modalidad manual.
Juego simbólico:
→ Identidad. La capacidad de asumir un papel o
asignarle un rol a los juguetes y muñecas. Nivel más avanzado en los niños que
mejor han adaptado o interiorizado su lenguaje, que se da mejor en niños sordos
con padres sordos.
→ Planificación. El lenguaje tiene gran influencia
para anticipación y planificación de situaciones.
Conocimiento informativo:
→ Los sordos tienen dificultades para acceder a la
información que transmiten los medios de comunicación.
→ Los que no comprenden el lenguaje de signos tienen
más dificultades para reconocer secuencias narrativas de la vida diaria.
→ Los que no aprendieron el lenguaje de signos tienen
más dificultades para planificar y controlar su propia conducta, porque a mayor
desarrollo del lenguaje, más capacidad de reflexionar.
Procesos cognitivos:
Los sistemas de comunicación:
→ Cued Speech. Surgió en los años 60 por el Doctor
Cornett, para promover la lectura labiofacial mediante señales manuales. Su
objetivo es facilitar la comprensión del lenguaje oral.
→ Enfoque bimodal. Es una comunicación en dos modos;
el oral y el manual. Los signos proceden de la lengua de signos, pero la
estructura es la de la lengua oral, en la que se establece el orden y la
sintaxis. A cada palabra se le adjudican unos signos. Su ventaja educativa es
que los oyentes tienen mayor facilidad de aprendizaje por su mayor ajuste al
lenguaje oral. Como inconveniente es muy artificial.
→ La lengua de signos. El enfoque bilingüe supone usar las dos lenguas,
y puede hacerse en un bilingüismo simultáneo en el que desde el principio
usamos los dos medios de comunicación con la persona sorda. Hasta los 6-7 años,
la primera etapa sólo lenguaje escrito, y después las dos. Es el sistema que
para el niño resulta más estimulante para su capacidad comunicativa y
cognitiva, y va a proporcionar un mayor desarrollo lingüístico a la larga: la
comprensión de la lengua oral y escrita va a ser más rica.
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